Hoy os traemos una casa atrevida. En este caso la calificamos de este modo no por lucir colores vibrantes y llamativos o por ser una casa que apuesta por la extravagancia. Sino que lo es por arriesgarse a combinar y mezclar estilos. En ella se funde lo mejor del estilo rústico con lo mejor de un estilo muy apreciado por nosotros: el nórdico o escandinavo. Se encuentra en Grecia y, tras ver las fotos, podréis juzgar vosotros mismos si ese nuevo estilo que pone en práctica es un acierto o no para este rinconcito tan mágico del planeta en el que todos podríamos pasar unas idílicas vacaciones ;)

Existen muchos casos de estilos que se reinventan y actualizan para adaptarse a tiempos actuales. Estilos tradicionales que, sin perder su esencia, muestran una cara renovada tras mezclarse con otros. Es el caso del estilo neo-rústico, en el que el rústico y el escandinavo se convierten en uno haciendo como protagonistas aquellas características comunes y complementarias entre ambos.

La fusión nos encanta. Nos parece que estos dos estilos hacen una pareja ideal. La esencia del rústico reside en una vuelta a lo natural y tradicional y da especial importancia a los materiales naturales y poco tratados, a la artesanía y colores claros. Por ello, del nórdico se mantiene la sencillez en sus líneas y formas, su paleta de colores neutros y su apuesta por mantener los materiales, como la madera, en su estado natural.

No hay sobrecargos, prima la rectitud, la uniformidad, ligereza y comodidad. En la búsqueda de estas características se ha optado también por un toque minimalista que rompe aún más con el rústico. Por otro lado, los colores azules del dormitorio nos transmiten una frescura propia del estilo mediterráneo, ideal para esta casa con vistas al mar.

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