Hoy viajamos a un lugar en el que acostumbra a hacer mucho, mucho frío. Hablamos de Cracovia, en Polonia. Pero a pesar del frío, en esta encantadora ciudad podemos encontrar casitas que saben contrarrestar las bajas temperaturas gracias a la calidez de su decoración. Es el caso del apartamento de hoy que nos ha enamorado por las pequeñas sorpresas decorativas que encontramos en él. ¿Pasamos a verlo?

Tenemos que confesar que esta casa ha llamado mucho nuestra atención. Conforme la recorríamos, cada habitación nos inspiraba diferentes sensaciones y nos traía a la mente diferentes estilos de decoración. ¿Os pasará igual a vosotros?

Empecemos con el salón. Con el blanco como color de base, la explosión de colores que percibimos la ponen la infinidad de libros, cuadros, jarrones, cojines y complementos que llenan de vida la pared principal. Además de color, todos estos elementos aportan mucha personalidad a la estancia. El color que destaca sobre el resto es el azul oscuro tan vibrante que lucen el sofá de terciopelo, las cortinas y algunos cojines. En esta habitación encontramos una primera sorpresa: una encantadora hamaca nos pide a gritos que nos alarguemos en ella y disfrutemos de su balanceo. La presencia de plantas, los tejidos, las fibras naturales y la mezcla de estampados, colores y materiales dotan a este salón de un look boho, relajado y perfecto para sentir algo de calor en el frío invierno.

Del salón boho pasamos a la cocina-comedor. Rectitud en las formas, sencillez en la decoración y otra sorpresa: un suelo, cuanto menos, llamativo. Los colores se limitan al blanco, al precioso verde oscuro de la pared, al mint de los muebles de cocina y al dorado de los detalles. Misma casa, y ya encontramos dos habitaciones con un estilo completamente diferente. En este caso, la cocina-comedor nos recuerda al nórdico. Y, ¿por dónde hemos llegado a esta cocina? De nuevo, otra sorpresa. Hasta ella nos conduce un impresionante pasillo decorado de arriba abajo y de izquierda a derecha con el papel pintado más tropical.

¿Contrastes? Sí. ¿Buenos resultados? ¡También!

La última estancia que vemos es el dormitorio principal. Solo con la puerta ya conectamos con la esencia del salón. Su color azul es el mismo que veíamos allí. La habitación transmite, como el salón, un look boho, pero esta vez mucho más relajado que el primero, más cálido, más romántico. La paleta de colores empieza y termina en los beige y tierra, sin ningún color sobresaliendo por encima del resto. Una última sorpresa: ¿cuán bonita y agradables son esas bolas del mundo suspendidas encima de la cama? Seguro que ayudan a quien duerma en ella a soñar a lo grande.

Vía

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