Recibimos la llegada del verano brindando alegremente, con algo muy fresquito en la mano, en una terracita y con el sol cayendo sobre nosotros. Y es que, la llegada del verano suele ser, para muchos, el momento preferido y más esperado del año. ¿Cuántas ganas teníamos de volver al calorcito, a los días largos y de volver a ver el sol? Sin embargo, cuando llega la hora de irnos a dormir… nos damos cuenta de que el calor ya no nos gusta tanto. El nórdico y las mantas nos sobran, los colores oscuros nos agobian, las sábanas se pegan a nuestro cuerpo… Las noches calurosas son, probablemente, nuestra peor pesadilla veraniega.

Si eres de los que las sufre, ¡estás de suerte! Unas sábanas ligeras y que transpiren, una paleta de colores fresca y algún que otro detalle pueden servirte para combatir esas noches. Procedemos a responder a unas preguntitas para ayudarte a preparar tu cama para el verano.

 

#1. ¿Qué tipo de sábanas debes utilizar?

Del mismo modo que hacemos un cambio de armario, deberíamos de hacer un cambio de sábanas. Y es que, el material de nuestra ropa de cama es muy importante para evitar la sensación de calor. Mientras que en invierno los materiales recomendables son aquellos que guardan el calor, en verano tenemos que optar por tejidos frescos y transpirables.

Las mejores sábanas para esta época son las que están hechas de fibras 100% naturales: seda, algodón, bambú, lino, tencel o satén. Éstas, presentan una gran transpirabilidad, permiten una mayor circulación del aire y evitan el exceso de sudoración. Además, son muy suaves y se adaptan a la temperatura del cuerpo. ¿Sus inconvenientes? Son tejidos más delicados que los que incorporan mezcla de poliéster, y en muchos casos será necesario planchar las sábanas.

 

#2. ¿Qué colores y estampados debes escoger?

Los colores también juegan un papel importante para combatir el calor de las noches veraniegas. Deberás escoger colores que ayuden a reducir la temperatura visual del dormitorio y que transmitan frescura. Los azules, grises, verdes, lilas, rosas en sus versiones pasteles, colores pálidos y, por supuesto, el blanco, son una buena opción.

Y, si eres de los que les gustan los estampados, te recomendamos que optes por motivos discretos y que evites los sobrecargos. Los florales o marinos son siempre una buena elección. Y más aún si van sobre un fondo blanco.

#3. ¿Qué complementos puedes añadir?

Es momento de deshacerse de edredones, fundas nórdicas y mantas. Sabemos que os encanta lo bonita y bien vestida que luce la cama con ellos. Pero si no os gusta dejar las sábanas a la vista, ¡tranquilos! Porque tenemos otras opciones, y más fresquitas, para cubrirlas. Una de ellas son las colchas de materiales finos, pero, sin duda, la que más nos gusta son los plaids. Se trata de prendas ligeras elaboradas con tejidos frescos, muy prácticas y versátiles. Las podrás usar tanto para taparte, si refresca, o como el elemento decorativo perfecto para tu cama.

Por último, súmate a la fiebre de los cojines. Son buenos aliados para incrementar aún más el frescor de tu dormitorio. Bastará con cambiar sus fundas (vuelve al #1 para saber con qué materiales) y elegir bien sus colores (vuelve al #2).

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