Hoy nos subimos a la máquina del tiempo para retroceder hasta 1905. Es este el año en el que se construye el edificio en el que se encuentra la casa que os traemos. Una casa cuya belleza y encanto empiezan antes de entrar. ¿Por qué? Mirad la siguiente foto y lo comprenderéis:

Este edificio es una preciosidad. Y en esa percepción juega un papel importante el aire viejo y antiguo que derrocha. Una joya que perdura en el tiempo. Si algo les sobra a este tipo de construcciones es personalidad y carácter y, aunque un edificio nuevo y moderno ofrezca más comodidades, el encanto de los antiguos hace que nosotros nos decantemos por ellos.

Nos colamos por la puertecita de película que vemos en la foto y… ¡accedemos al interior de la casa para enseñárosla!

Tras cruzar por el recibidor, llegamos al corazón de la casa: la cocina. Y decimos el corazón porque, además de que es la pieza que más nos gusta, el resto de estancias se distribuyen alrededor de ella. Un aire nórdico mezclado con un toque vintage y rústico nos invade. Y la combinación de estos tres estilos nos parece fabulosa.

A lo largo de todo el apartamento se mantendrá esta combinación en forma de paleta de colores, complementos, tejidos y en el mobiliario escogido. El predominio del blanco, los elementos naturales (siendo la madera el principal), las líneas rectas y la sencillez del estilo nórdico se establecen como base. La presencia de piezas envejecidas, la presencia del mimbre y del ratán y los detalles en pastel le dan ese toque vintage y rústico tan especial.

Los detalles están cuidados al milímetro. En esta casa, hasta las puertas son bonitas:

Y, ¿qué decís de esta fantástica chimenea? 

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